DAR EL PRIMER PASO HACIA EL CAMBIO

Hoy quisiera que habláramos de una situación a la que la mayoría de nosotros nos hemos enfrentado, y que nos genera, temor, dudas, tensión, angustia, conflicto y es: dar el primer paso; muy a sabiendas que, si tomamos acciones de cambio, seguramente detrás de esas acciones vendrá la paz, la tranquilidad y sobre todo la satisfacción de reconocer el poder interior que nunca antes había identificado.  

Dar el primer paso en cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana, es difícil y muchas veces doloroso. El cambio es uno de los procesos más difíciles en terapia, pues nos obliga a salir de nuestra zona de confort y alejarnos de personas, entornos, realidades y ambientes con las que estamos familiarizados. Salir de nuestra zona de confort produce incertidumbre y miedo, es por esto que dar el primer paso es complicado, al menos al principio, ya que una vez conocemos la nueva situación, y somos conscientes de que tenemos el poder de hacerlo, volveremos a tener el control de nuestras vidas.  

Pensemos en ¿cuántos de ustedes están atrapados en una relación de pareja o familiar en donde ya no hay alegría, felicidad, motivaciones, proyectos en común, y por el contrario los niveles de insatisfacción son máximos, pero no podemos dar el primer paso, porque nos aterra la idea de diferente, lo desconocido, dicho de otra manera, cambiar?

¿Cuántas personas están atadas a un trabajo monótono, que no estimula la creatividad y que no permite el desarrollo profesional, mientras la oferta externa está llena de oportunidades que les permitiría realizar un proyecto de vida laboral más enriquecedor y gratificante, pero al momento de buscar el cambio aparece el mayor saboteador que tenemos, nuestro ego, diciéndonos: “es mejor malo conocido que bueno por conocer”, y volvemos a la rutina de siempre?

Así las cosas, encontramos que muchas personas están encarceladas en sus propios pensamientos, convirtiéndose éstos en las principales barreras para dar el primer paso. Se conoce que solo un bajo porcentaje de personas es proclive a los cambios de manera natural y espontánea, pero podemos hacer que este porcentaje aumente, haciendo conciencia de que es más importante buscar la tranquilidad y la paz mental, para lograr muchos más momentos felices, el miedo a salir de nuestras zonas de confort facilitando que la frustración y el descontento contribuyan con la sensación de malestar. El cambio no es solo chasquear los dedos, nos tenemos que preparar para ello y seguir un proceso que implica autoconocimiento, valentía, voluntad, acciones y perseverancia. ¿Y tú, estás dispuesto a aceptar el reto?

Que debemos hacer para lograr el cambio y dar el primer paso:

Primero debemos identificar nuestra emociones y sentimientos. Autoconocimiento: ¿Estoy feliz, me siento realizado (a) con lo que estoy viviendo, con lo que hago, con lo que tengo? ¿Porque me siento atrapado (a), bloqueado (a)?, ¿Por qué tengo miedo, porque me siento estancado (a)? Todas Estas preguntas deben tener respuestas en la realidad de cada persona, y estas repuestas debe derivar en la necesidad de cambio. De igual manera debo hacer una lista con todas las fortalezas que como persona tengo para comenzar el cambio, así como las debilidades o barreras que me impiden movilizarme. Una vez hecho el ejercicio de autoconocimiento, y haciendo uso de mucho valor y voluntad, elaboraremos el plan de cambio, que no es más que afianzar racionalmente y usando tus fortalezas la decisión de cambiar, de dar el primer paso. Planea que pasos vas a seguir para cambiar, en este punto vas a ir recuperando tu poder. ¿Qué tal si comienzas haciendo tu propio análisis y defines así tu plan de acción? ¡Vamos, es la mejor manera de comenzar!!

Por último, te vas a la acción, es decir ejecutar conductas, tramitar tus fortalezas desde las más sencillas hasta las más elaboradas y ponerlas a actuar. Es importante comenzar por los comportamientos o acciones que son de tu resorte, y analizar cuáles son los pensamientos internos que se movilizan frente a la posibilidad de cambiar, así identificaremos que nos bloquea y que nos moviliza. Utiliza la energía que gastas para el auto saboteo, y conviértela en proposiciones, derrota a ese ego prepotente que quiere mandar sobre ti. Veamos el cambio como la oportunidad que tiene frente a ti para desplegar tu potencia, tu voluntad y tu valentía. 

Para finalizar, es importante ser perseverante, no claudicar, de esta manera las barreras se irán derrumbando y aflorará en cada uno de nosotros la certeza de contar con las herramientas internas, necesarias para asumir nuevos retos, y saldremos victoriosos. 

Enfrentemos los retos para cambiar y dar el primer paso, al descubrir que los sobrepasamos podremos decirnos “fue duro y fuerte, pero lo hice”, la satisfacción que sentirás habrá pagado todo el costo, y la confianza que iras desarrollando en ti mismo (a) te permitirá incorporar un “nuevo” buen hábito; la dinámica del cambio. Sin embargo, es importante aclarar que hay aspectos de la vida que requieren rutinas y estructuras firmes, de manera que tengamos estabilidad y sanidad mental. Con un diálogo interno realista, de autoconocimiento, de confianza en nuestras fortalezas para potencializarlas y de reconocimiento de nuestras debilidades para trabajarlas, podremos tener claridad sobre lo que debemos cambiar, pero de igual manera saber lo que podemos mantener.

Recordar que la vida no es estática, todo se mueve, todo es dinámico, por lo tanto, el cambio es natural. Ya dijo Darwin que la supervivencia depende de la adaptación perfecta a los cambios del medio. En términos de adaptación, esas respuestas adaptativas derivan en crecimiento, desarrollo, destrezas y transformación de la persona.

Podrás descubrir con el paso de los días, y al mirar hacia atrás, que no era tan difícil, que eran nuestros propios pensamientos los que nos tenían inmovilizados, y comenzarás a experimentar las ganancias de hacer hecho el cambio.

¿Qué es lo primero que harás hoy para avanzar hacia el cambio?

¡Anímate a dar el primer paso!!